lunes, 7 de marzo de 2011

QUE ESTÁS EN EL CIELO

¡Cuánto tiempo he dejado pasar! ¡Perdonarme!
Seguimos con el Padrenuestro.
Santa Teresa y el PME explican la oración de recogimiento, indican el peligro de la pasividad y señalan la importancia de que la oración de recogimiento impregne toda nuestra vida, no sólo los momentos de oración. Dios está siempre presente en y con nosotros, estemos nosotros siempre en su presencia.

"¿Pensáis que importa poco saber qué cosa es cielo y adónde se ha de buscar vuestro sacratísimo Padre? Pues yo os digo que, para entendimientos derramados, que importa mucho no sólo creer esto, sino procurarlo entender por experiencia; porque es una de las cosas que ata mucho el entendimiento y hace recoger el alma.
Ya sabéis que Dios está en todas partes. Pues claro está que ... adonde está Dios es el cielo. Sin duda lo podéis creer. Pues mirad que dice san Agustín que le buscaba en muchas partes y que le vino a hallar dentro de sí mismo .

 ¿Pensáis que importa poco para un alma derramada entender esta verdad, y ver que no ha menester para hablar con su Padre eterno ir al cielo, ni para regalarse con él, ni ha menester hablar a voces? Por paso que hable, está tan cerca que nos oirá; ni ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí y no extrañarse de tan buen huésped; sino con gran humildad hablarle como a Padre, pedirle como a Padre, contarle sus trabajos, pedirle remedio para ellos, entendiendo que no es digna de ser su hija."
Las que de esta manera se pudieren encerrar en este cielo pequeño de nuestra alma, adonde está el que le hizo y la tierra, y acostumbrar a no mirar ni estar adonde se distraigan estos sentidos exteriores, crea que lleva excelente camino, y que no dejará de llegar a beber el agua de la fuente, porque camina mucho en poco tiempo. Es como el que va en una nao, que con un poco de buen viento se pone en el fin de la jornada en pocos días, y los que van por tierra tárdanse más. Cap. 28
      Que si como ahora entiendo que en este palacio pequeñito de mi alma cabe tan gran Rey, que no le dejara tantas veces solo; alguna me estuviera con él y más procurara que no estuviera tan sucia.
      Plega a su Majestad no consienta nos apartemos de su presencia, amén.Cap. 29

Ahora el PME

     "Conviene advertir que no se trata de un recogimiento pasivo, producido por una acción de Dios, sino de un recogimiento realizado por un esfuerzo de la voluntad.
     Este movimiento activo de las potencias, que abandonan las cosas exteriores para encaminarse hacia el centro del alma, es el primer momento de la oración de recogimiento. No basta esto para crearla y no es más que el gesto preparatorio requerido por la presencia de Dios en el alma. Las facultades no se retiran al centro del alma sino porque Dios habita allí de una manera especialísima. El alma es templo de la Santísima Trinidad, el templo preferido por santa Teresa.
     El recogimiento no tiene otra finalidad que la de guiar al alma al templo más íntimo del Señor.
    No basta aún entrar, por el silencio, en este templo vivificado por una presencia tan augusta. Hay que tomar realmente contacto con Dios y ocuparse allí con él. En estos comienzos, la oración no podría ser normalmente más que un trato activo del alma con Dios.
   Decía la Santa que debemos recoger nuestros sentidos exteriores dentro de nosotros mismos y darles en qué ocuparse .
   Santa Teresa tiene temor de la ociosidad durante el recogimiento y lo manifiesta reiteradamente en sus escritos; porque, efectivamente, todo recogimiento, al suspender la actividad de las facultades, produce una agradable impresión de reposo. La pasividad natural de ciertas almas corre el gran riesgo de confundir este sabor con la paz de la acción de Dios y de abandonarse así a una inactividad indolente, a saborear una tranquilidad que no tiene nada de divina. Por eso afirma nuestra maestra que al esfuerzo del recogimiento le debe suceder normalmente un esfuerzo de búsqueda activa de Dios. Transición difícil, maniobra delicada, sobre todo en los estados más elevados.
    Por el momento, en estos comienzos, no debe haber vacilación alguna: el alma debe buscar una ocupación con Dios.
     No hay nada mejor que buscar la compañía de Jesús y conversar con él. Como Verbo, está presente en el alma junto con el Padre y el Espíritu Santo; y como Verbo encarnado es el mediador único y la palabra de Dios que debemos escuchar en silencio.
    Estamos en la parte central de la oración de recogimiento. El retirarse las potencias del alma no tenía otra finalidad que favorecer esta intimidad viviente con el Maestro divino.
       La intimidad divina realizada durante las horas de oración propiamente dicha debe continuar en el curso de la jornada.    
      Rara vez distingue santa Teresa en su doctrina sobre la oración entre el tiempo que le está especialmente consagrado y el resto de la jornada. A la presencia continua y siempre activa de Dios en nosotros debe corresponder una búsqueda de intimidad tan constante como sea posible. La oración de recogimiento debe impregnar toda nuestra vida."
Que así sea.

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