lunes, 17 de enero de 2011

ORAR ES DECIR "PADRE"

Hoy me propongo empezar el comentario del Padre Nuestro que hace santa Teresa en Camino de Perfección y ver lo que el PME retoma en Quiero ver a Dios.

PADRE NUESTRO
Teresa medita sobre estas palabras en el capítulo 27 que es todo él como una oración.
Primero nos enseña la manera de orar estas palabras:
"Pues, paréceos ahora que será razón que, aunque digamos vocalmente esta palabra, dejemos de entender con el entendimiento, para que se haga pedazos nuestro corazón con ver tal amor? Pues, ¿qué hijo hay en el mundo que no procure saber quién es su padre, cuando le tiene bueno y de tanta majestad y señorío?"

Y como toda auténtica oración cristiana, la de Teresa es Trinitaria.
Empieza dirigiéndose al Padre:

Oh Señor mío, cómo parecéis Padre de tal Hijo y cómo parece vuestro Hijo hijo de tal Padre! ¡Bendito seáis por siempre jamás!"

Pasa rápidamente al diálogo con el Hijo:

 "Oh Hijo de Dios y Señor mío!, ¿cómo dais tanto junto a la primera palabra? ¿cómo nos dais en nombre de vuestro Padre todo lo que se puede dar, pues queréis que nos tenga por hijos, que vuestra palabra no puede faltar? Ya que os humilláis a vos con extremo tan grande en juntaros con nosotros al pedir y haceros hermano de cosa tan baja y miserable (Lc 24, 35). Obligáisle a que la cumpla, que no es pequeña carga, pues en siendo Padre nos ha de sufrir por graves que sean las ofensas. Si nos tornamos a él, como al hijo pródigo, hanos de perdonar (Lc 15, 20), hanos de consolar en nuestros trabajos, hanos de sustentar como lo ha de hacer un tal Padre, que forzado ha de ser mejor que todos los padres del mundo, porque en él no puede haber sino todo bien cumplido; y después de todo esto hacernos participantes y herederos con vos."

Y concluye con el Espíritu Santo, convencida de que no podríamos decir estas invocaciones sin su ayuda. 

"Que por disparatado que ande el pensamiento, entre tal Hijo y tal Padre forzado ha de estar el Espíritu Santo que enamore vuestra voluntad y os la ate tan grandísimo amor, ya que no baste para esto tan gran interés."

El PME cita estos textos en la seguna parte de Quiero ver a Dios,  en el capítulo 4, al hablar de la oración de recogimiento:

"Esta intimidad con Jesús introduce en la Trinidad, porque Jesús es nuestro mediador. Por él somos hijos del Padre, a quien podemos llamar juntamente con él: "Padre nuestro." ... Unidos al Padre y al Hijo, encontraremos, ciertamente, al Espíritu Santo, que de ellos procede."

Aunque el PME habla de las mismas realidades espirituales, notamos enseguida que añade la perspectiva teológica: la mediación de Jesús y la procedencia del Espíritu Santo.
Que estas reflexiones nos ayuden a contemplar el misterio trinitario en el que nos hace entrar el Padre Nuestro.