jueves, 4 de marzo de 2010

ME PRESENTO

Hasta los 28 años me llamé Henri Grialou, después Marie Eugène de l'Enfant Jésus. Sí, ya veis soy francés, de una región que se llama Aveyron. Justo después de ordenarme sacerdote, entré en la Orden del Carmen, en Avon, Seine et Marne. Casi no la conocía, pero san Juan de la Cruz me había hecho sentir una llamada imperiosa al Carmelo. allí encontré la mejor manera de consagrarme a Dios, siguiendo la gracia que Dios había puesto en mí. La oración fue el sol de cada uno de mis días y con los santos del Carmelo aprendí a amar a Dios y vivir en relación de amor con Él. Y esto dio sentido a toda mi vida. Enseguida sentí que el tesoro del Carmelo pertenecía al mundo y no sólo a unos cuantos... y decidí poner manos a la obra, y dar a conocer la profunda vivencia espiritual que esa estela de santos carmelitas nos han enseñado, dando un marcado carácter contemplativo a la Orden. Pero sin olvidar que Dios nos da para que demos, no para que acumulemos. Acción y contemplación tenían que darse la mano.
Aquí paro por hoy mi vida... Ya me conocéis un poco... Quiero empezar enseguida a entablar diálogo con vosotros, hombres y mujeres del siglo XXI, al que no conseguí llegar.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias por compartir las pepitas de oro del Padre María Eugenio ánimo para seguir

Unknown dijo...

De nuevo quiero decirles lo bien que nos viene ahondar en las enseñanzas del Padre María Eugenio, creo que es para el mundo de hoy un guía espiritual que nos lleva a Dios